A. Montero / Opinión / Gabinete Prensa-Cádiz y Ceuta
- El martes 12 de marzo dará comienzo el cónclave
- Serán 77 los votos necesarios para elegir al sucesor de Benedicto XVI a la sede de Pedro
La tarde del viernes 8 de marzo, día de San Juan de Dios, la pasé inesperadamente en la sala de urgencias de un hospital romano. Un día tan esperado por todos los periodistas y yo incomunicado, sin móvil, sin reloj y víctima de una punzada en el pecho -¿sería una corazonada de lo que iba a suceder esa tarde?-. Pero, mientras vivía en primera persona el submundo de la sanidad italiana, los cardenales reunidos en el aula sinodal votaban a las 17h la fecha de inicio de un cónclave histórico, el cónclave post-Ratzinger.
Sabíamos que harían pública la fecha del cónclave al final de la tarde, sobre las 19h. Sin embargo, y de forma inesperada, la Sala Stampa envió la noticia a los Medios a las 17:32h. y mis colegas periodistas no consiguieron contener la “alegría” -prudencia, diría yo- unos minutos más. Cuando quise echar un vistazo a mi cuenta de Twitter, aquello parecía más un campo de batalla que una red social. Una locura; todos querían ser los primeros en dar la noticia. Un bombardeo de tweets inundaba mi móvil sin dar tiempo ni tregua para comprobar la oficialidad o no de aquello. Algunos querían apuntarse el tanto, desde los tweets de Javier M. Brocal (17:33h) a los de Tornielli (17.34h) y otros que los siguieron. Poco después de las 18h Radio Vaticano posteó en su web el comunicado de prensa oficial, una hora antes de lo esperado. Pero no fue hasta después de las 19h. cuando el portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, confirmó la fecha de inicio del Cónclave: el próximo martes día 12 de marzo.
Qué mas da, especialmente entre hombres y mujeres de Iglesia, que lo diga quien sea una o dos horas más tarde o que esperemos a que lo comunique el propio Lombardi a los Medios. La fecha del cónclave será noticia todo el fin de semana y ahí estaremos de la mejor manera posible. No hacía falta dar esa sensación de “tonto el último” a los que llegamos unos minutos más tarde. Mi corazón “tiembla”, esperemos que no demasiado, con lo que nos depararán los próximos días de “fumatas” hasta la elección de un nuevo Romano Pontífice. No quiero saber las “porras” que estarán haciendo algunos para adivinar -de nuevo “tonto el último”- quién será el primero en dar a conocer el nombre elegido por el sucesor de Benedicto XVI.
Que Dios nos pille on-line.
TU DIÓCESIS 